viernes, 28 de noviembre de 2008

GAMADION



La Gloriosa Cruz Svástica es uno de los símbolos más
antiguos y enigmáticos de la historia de la humanidad.
El nombre, de origen hindú, deriva del sánscrito "Su"
(bien) y "As" (ser), por lo que se puede traducir por
"lo que es bueno".

En griego equivale a "vigoroso" o "sano".

La svástica de cuatro brazos en ángulo recto es
conocida también por cruz gamada o "gammadión"
porque puede constituirse juntando cuatro letras gamma
del alfabeto griego.

Poseía, al menos en su origen un carácter sagrado,
más tarde reducido a un valor simbólico o
profiláctico.

La svástica, junto al disco, la rueda solar en llamas
(también conocida como "Cruz Céltica"), el "triskele"
(svástica de tres brazos utilizada por los celtas),
los círculos concéntricos, etc. Es un símbolo solar:

En las épocas remotas de la humanidad el Sol era
representado en principio como círculo, luego doble
círculo, para terminar por grabar en éste una cruz.

De ello resultó una rueda solar de un rayo. A veces el
círculo era solo esbozado brevemente, a veces el Sol
representado simplemente como cruz. Ahora bien, ¿qué
relación tiene éste con la svástica? En las
excavaciones que el arqueólogo alemán Schiemann
realizó en la segunda ciudad de Troya (del 2500
a.C.)encontró urnas en al que la svástica está
asociada con la rueda solar crucífera y más
concretamente, los dos símbolos tendrían un mismo
significado: ambos eran el sagrado símbolo del SOL.

Sobre su significado Dechelette afirma: "No puede,
en la opinión de muchos, subsistir ninguna duda sobre
su significación primitiva: era el emblema del Sol en
movimiento, el equivalente de la rueda de la cual no
es más que su derivación doble"

Para Ludwig Müller, en la Edad del Hierro, la
svástica representaba al dios supremo . Pero para René
Guènon tendría un significado diferente: como símbolo
del Polo, sería el centro de la acción del Principio
sobre el Universo .

No obstante, la interpretación más generalizada, ya
en la Edad Media, es que corresponde al movimiento y
a la fuerza solar (visión que es asumida por
Dechelette y la mayoría de los autores).

Los primeros testimonios en que aparece la svástica
son de Irán en la época neolítica y en Elam durante
el cuarto milenio antes de nuestra era. En
Siebenbürgen
(Transilvania) aparecieron vasijas (tales vasijas
debieron ser recipientes de ofrendas junto a los
sepulcros).


También empieza a verse en los últimos períodos de
la Edad del Bronce en Italia Central.
El punto concreto desde el cual se expande este
símbolo no ha sido todavía determinado con
exactitud.

Para algunos autores tendría un origen hindú,
mientras que otros señalan como su probable lugar de
origen la zona del Egeo y del Asia Anterior. Así los
especímenes encontrados por Schielemann en Troya y
los utilizados por otros pueblos indoeuropeos de la
zona del Egeo pudieran ser el punto desde el cual se
difundió este símbolo.

_Lo cierto es que la generalización de su uso se
debe a que fue portada y extendida por las diferentes
estirpes indoeuropeas durante la primera Edad del
Hierro (Período del Hallstatt, que va del 1000 al
500 a.C.) y, desde Troya hasta la península Ibérica,
la
svástica está relacionada con las creencias de estos
pueblos junto los viejos motivos escandinavos del
caballo solar y de las aves acuáticas: En Grecia la
encontramos primero entre los inmigrantes dorios (
hacia el 1150 a.C.) y la veremos reaparecer entre
los espartanos, descendientes de los dorios.


_En Persia y la India la svástica fue introducida
por los arios (hacia 1500 a.C.) y sobrevivió hasta
nuestros días como símbolo religioso de los Jainas y
de los Budistas.

_Pero con el paso del tiempo no se puede atribuir a
todas las figuraciones de la cruz gamada un mismo
significado. Para algunos autores, la svástica
comienza aparecer con un nuevo significado en el
arte nescítico: La imagen del carro solar portado por
cuatro caballos... que alguien ha querido identificar
con los jinetes del Apocalipsis (como se ve en el
tesoro de Craiova).


LA SVÁSTICA


El culto solar es, de todas la creencias de los habitantes de la Europa Protohistórica, el que ha tenido una mayor importancia en la vida y en el arte de estos pueblos así como el que más trascendencia tuvo en otras épocas de la Civilización Occidental. El arte europeo de la Edad del Bronce y de la primera Edad del Hierro presenta en todos los lugares, a pesar de las diversidades locales, ciertas similitudes de tipos en los que una de las principales causas de estas analogías hay que buscarlas en sus creencias comunes.

El culto al Sol y la rueda solar en la Europa Protohistórica
Los griegos de la época clásica designaban con el nombre de hiperbóreos a los pueblos situados vagamente en los extremos del norte y del oeste de Europa, es decir los celtas y los germanos. Gracias al comercio del ámbar, ellos poseían sobre estos pueblos algunos conocimientos mezclados con fábulas. Sabían que aquellos hiperbóreos reverenciaban mediante un culto especial a un dios que ellos identificaban con Apolo (Apolo era primitivamente un dios de la Luz y el Sol). En el siglo IV a.C. Hecateo de Abdera hablaba de una isla (Gran Bretaña) ocupada por los hiperbóreos en la que éstos habían levantado a Apolo un templo magnífico de forma circular (algunos autores lo han asociado a Stonehenge). Julio Cesar cuenta en su obra “La guerra de las Galias” que los germanos adoraban al Sol, el fuego y la Luna.
Los pueblos de estirpe indoeuropea rendían culto al Sol, mediante la celebración de la fiesta y los ritos del Solsticio, cuyos ritos cristianizados (Navidad, liturgia del Sábado de Gloria, fuegos de la noche de San Juan) han permanecido hasta hoy entre nosotros. Según Pierre Vial: “Los textos arios hacen del sol el origen de todo lo que existe, el principio y el fin de toda manifestación... El ciclo solar simboliza la alternación vida-muerte-renacimiento... El Sol es un aspecto del árbol del mundo (del árbol de la vida) que se identifica con el rayo solar” Entre estos pueblos el culto solar no se reducía a una simple adoración material del astro solar, sino que era la expresión de reverencia ante el símbolo de una realidad más alta e inaprensible. Para los arios el Sol era el símbolo de Dios.
En el año 1902, en Trundholm, localidad situada en la parte norte de la isla de Seeland (Dinamarca), apareció un pequeño carro de bronce con un caballo que arrastraba un disco dorado colocado verticalmente. Este objeto, imagen incontestable del disco solar, revelaba el destino preciso de toda una serie de discos en oro y carros votivos que han ido apareciendo posteriormente. Estos discos están profundamente decorados con símbolos solares como son los círculos concéntricos, el círculo crucífero y la estrella .
También hay que constatar la asociación entre el culto solar y el caballo, que veremos reaparecer en otras regiones y épocas: Así, el mito indoeuropeo del disco solar arrastrado por un caballo, reaparece en un himno védico que habla del carro solar “de rueda única” que hace avanzar “un corcel único” Dechelette ve reforzada esta teoría en la asociación de símbolos solares y cráneos de caballos que aparecieron en los túmulos de Mané-Lud, en Locmariquer (Bretaña), y en el tema caballo-disco solar que volvemos a ver en la isla de Siros en el mar Egeo .
En las regiones del norte, el Sol describe un movimiento rectilíneo a lo largo del horizonte produciendo así la imagen de una rueda de fuego que gira lenta y serena en las alturas. Aquí el resplandor del Sol dibuja a veces en el cielo una gran cruz luminosa que se destaca sobre el fondo de un círculo radiante (es el meteoro que se conoce con el nombre de halo solar o parhelios). Esto nos da la forma de rueda o disco cruzado con que aparece representado en los petroglifos escandinavos de la Edad del Bronce .
Los mitos antiguos relativos al Sol se refieren al recorrido aparente que efectúa en veinticuatro horas alrededor de la Tierra, trayecto dividido en dos fases: durante la primera, se eleva de Oriente, recorre su ruta celeste y desaparece en Occidente sobre las aguas del río Océano que rodea a la Tierra; durante la segunda, invisible a los humanos, navega sobre las aguas, de Poniente a Levante, para regresar a su punto de partida. El astro, durante ese segundo recorrido, navega sobre un barco que simboliza este viaje en que deja a la tierra en tinieblas. Este éxodo del astro de la luz afectaba especialmente a los habitantes de las regiones hiperbóreas, donde las interminables noches de invierno contrastaban con los días más largos del verano.
Los arqueólogos tienen por representaciones solares a las barcas que frecuentemente aparecen en los grabados rupestres de esta región. Sobre la barca solar M. Montelius afirma: ”Del modo en que se representaba el Sol portado por una barca, la barca pertenece a los símbolos solares. Entre los numerosos navíos de los grabados rupestres, muchos deben ser símbolos. De ellas hay también diversas figuraciones similares que aparecen sobre los cuchillos y otros bronces nórdicos de la misma época”
Asociado al tema de la barca solar y en los carros votivos aparece el cisne. Este ave la veremos como el principal símbolo o compañero del Sol durante la segunda mitad de la Edad del Bronce y de la primera Edad del Hierro en la Europa del sur, del centro y del norte portado por los pueblos indoeuropeos de la “Cultura de los Túmulos” y especialmente por los de la “Cultura de los Campos de Urnas”. Así en la cultura de Villanova en Italia, creada por los pueblos de los “Campos de Urnas”, aparecen constantemente los cisnes junto al disco solar en jarrones de bronce, cascos, fíbulas y armas (en unión de círculos concéntricos, espirales y svásticas). Las sepulturas de Hallstatt (1ª Edad del Hierro) han dado numerosos ejemplares del mismo tipo. En la región del Rhin, los cinturones de la necrópolis del bosque de Haguenau llevan símbolos similares y los círculos concéntricos están así mismo asociados a la svástica. En la Galia, el símbolo de la rueda solar sobre la barca con dos proas en forma de ave, se vuelve a encontrar en pendientes y amuletos del final de la Edad del Bronce.
En líneas generales se puede decir que, desde la expansión de los indoeuropeos, el Sol aparece desde la India hasta Escandinavia vinculado al caballo durante su viaje celeste y al cisne durante su regreso infernal sobre le río Océano. Los dos animales uncidos al carro o a la barca solar son instrumentos de viaje funerario hacia Occidente, más allá del Océano, lo mismo en Creta al final del minoico que en los países nórdicos.
Una pervivencia del tema sol-cisne la encontramos con posterioridad en la mitología de la Grecia clásica, en la que el símbolo del Apolo hiperbóreo (que habita en las regiones del norte) era el cisne. En estrecha relación con este Apolo hiperbóreo está el “gorgonèion” (otro emblema conocido del Sol) que reemplaza a las ruedas solares en la ornamentación de las armaduras y a las svásticas que aparecen sobre los cascos de la época clásica.
La svástica y los símbolos derivados de la rueda
La svástica es uno de los símbolos más antiguos y enigmáticos de la historia de la humanidad. El nombre, de origen hindú, deriva del sánscrito “Su” (bien) y “As” (ser), por lo que se puede traducir por “lo que es bueno”. En griego equivale a “vigoroso” o “sano”. La svástica de cuatro brazos en ángulo recto es conocida también por cruz gamada o “gammadión” porque puede constituirse juntando cuatro letras gamma del alfabeto griego. Poseía, al menos en su origen un carácter sagrado, más tarde reducido a un valor simbólico o profiláctico.
La svástica, junto al disco, la rueda solar en llamas (también conocida como “cruz céltica”), el “triskele” (svástica de tres brazos utilizada por los celtas), los círculos concéntricos, etc. Es un símbolo solar: En las épocas remotas de la humanidad el Sol era representado en principio como círculo, luego doble círculo, para terminar por grabar en éste una cruz. De ello resultó una rueda solar de un rayo. A veces el círculo era solo esbozado brevemente, a veces el Sol representado simplemente como cruz. Ahora bien, ¿qué relación tiene éste con la svástica? En las excavaciones que el arqueólogo alemán Schiemann realizó en la segunda ciudad de Troya (del 2500 a.C.)encontró urnas en al que la svástica está asociada con la rueda solar crucífera y más concretamente, los dos símbolos tendrían un mismo significado: ambos eran el sagrado símbolo del Sol.
Sobre su significado Dechelette afirma: “No puede, en nuestra opinión, subsistir ninguna duda sobre su significación primitiva: era el emblema del Sol en movimiento, el equivalente de la rueda de la cual no es más que su derivación doble” Para Ludwig Müller, en la Edad del Hierro, la svástica representaba al dios supremo . Pero para René Guènon tendría un significado diferente: como símbolo del Polo, sería el centro de la acción del Principio sobre el Universo . No obstante, la interpretación más generalizada, ya en la Edad Media, es que corresponde al movimiento y ala fuerza solar (visión que es asumida por Dechelette y la mayoría de los autores).
Los primeros testimonios en que aparece la svástica son de Irán en la época neolítica y en Elam durante el cuarto milenio antes de nuestra era. En Siebenbürgen (Transilvania) aparecieron vasijas (tales vasijas debieron ser recipientes de ofrendas junto a los sepulcros). También empieza a verse en los últimos períodos de la Edad del Bronce en Italia Central.
El punto concreto desde el cual se expande este símbolo no ha sido todavía determinado con exactitud. Para algunos autores tendría un origen hindú, mientras que otros señalan como su probable lugar de origen la zona del Egeo y del Asia Anterior. Así los especímenes encontrados por Schielemann en Troya y los utilizados por otros pueblos indoeuropeos de la zona del Egeo pudieran ser el punto desde el cual se difundió este símbolo.
Lo cierto es que la generalización de su uso se debe a que fue portada y extendida por las diferentes estirpes indoeuropeas durante la primera Edad del Hierro (Período del Hallstatt, que va del 1000 al 500 a.C.) y, desde Troya hasta la península Ibérica, la svástica está relacionada con las creencias de estos pueblos junto laos viejos motivos escandinavos del caballo solar y de las aves acuáticas: En Grecia la encontramos primero entre los inmigrantes dorios ( hacia el 1150 a.C.) y la veremos reaparecer entre los espartanos, descendientes de los dorios. En Persia y la India la svástica fue introducida por los arios (hacia 1500 a.C.) y sobrevivió hasta nuestros días como símbolo religioso de los Jainas y de los Budistas. Z. Mayani indica que entre hicsos que invadieron Egipto hacia el 1788 a.C., la svástica era utilizada por éstos como un símbolo de diferenciación racial respecto a los no arios del Próximo Oriente, pues los pueblos semíticos de Babilonia, Asiria, Fenicia o Israel jamás utilizaron la svástica, símbolo específicamente ario.
Pero con el paso del tiempo no se puede atribuir a todas las figuraciones de la cruz gamada un mismo significado. Para algunos autores, la svástica comienza aparecer con un nuevo significado en el arte escítico: La imagen del carro solar portado por cuatro caballos... que alguien ha querido identificar con los jinetes del Apocalipsis (como se ve en el tesoro de Craiova).
El investigador danés Axel Olrik estudió la svástica entre los germanos y constató que entre los pueblos teutónicos la cruz gamada es el signo del dios de la guerra: Donnar - Thor. Esta svástica germánica está relacionada con el Martillo de Thor (Mjöllnir) que cruzaba el cielo despidiendo relámpagos y que, según las sagas nórdicas, de su golpe hizo salir el fuego del cielo.
La svástica y la simbología solar en la Península Ibérica
La Península no iba a quedar al margen de estas creencias y simbología propias de los indoeuropeos que se habían extendido por toda Europa. En este sentido, E. Cabré afirma: “Por consiguiente, podría suponerse con verosimilitud que también los pueblos prerromanos de la península Ibérica habrían profesado el culto al Sol y justificado tanto por el origen centro-europeo de muchos pueblos peninsulares de la Edad del Hierro”
Los primeros testimonios de simbología solar en nuestro territorio se remontan ala Edad del Bronce. Así, en el Museo Arqueológico Provincial de Oviedo, se conservan unos discos áureos decorados con círculos concéntricos y con una cruz en su interior (de la misma forma en que la rueda solar aparece en el rupestre escandinavo). Estos discos fueron estudiados por E. McWhite, el cual los relacionó con el ámbito irlandés y con especímenes semejantes encontrados en Portugal [13]. Sin embargo, otros autores no piensan en un origen irlandés sino que los asocian al gran mito solar que se expande durante la Edad del Bronce por la zona atlántica desde Escandinavia hasta Portugal. Otros testimonios de este período son los grabados del santuario solar de Cabrojo (Santander), el disco solar que aparece en la cueva de Los Hoyos (Santander) y sobre todo, los grabados rupestres de Galicia.
Con la llegada de las diferentes oleadas de pueblos célticos portadores del hierro (desde el 1100 a.C.) se produce una mayor difusión de las creencias solares, y con ello una manifestación de estos temas en el arte de los pueblos peninsulares. Ya a principios del siglo XX Dechelette señalaba como objetos que pudieran testimoniar este culto a las fíbulas de caballo y el conocido bronce con caballo-rueda solar de Calaceite. Posteriormente en la cultura céltica de Las Cogotas (Ávila), la cerámica encontrada ostenta en su decoración temas solares, incisos o estampillados. En la misma necrópolis de Las Cogotas aparecieron unas plaquitas de hierro recortado con ornamentación de tema solar, como svásticas, ruedas solares e incluso la barca solar escandinava. Los mismos temas de la barca ritual y las aves acuáticas aparecen entre los vácceos (antiguos pobladores de la actual provincia de Valladolid), y que han sido estudiados por F. Wattenberg. [14]
Singular importancia tenían entre los pueblos celtas sus armas de hierro, en las que se sustentaban su supervivencia y su preeminencia sobre otros pueblos. La espada, el arma indoeuropea por excelencia, estaba íntimamente ligada alas creencias hiperbóreas y solares. Cabré ha señalado que las vainas de las espadas célticas de la 2ª Edad del Hierro (Período de La Téne, que va desde el 500 a.C. hasta la romanización) representan en su totalidad una barca ritual, por lo cual aparece representada en ellas el agua (zigzag u ondas serpenteantes, al igual que en los cuchillos del Bronce Nórdico) y el disco solar. Cabré da la siguiente interpretación: “Dentro de esta barca simbólica viajaba la espada, arma portadora de la muerte, que debe ser guiada en su manejo certeramente por el dios solar, tan repetidamente representado en ella, para que a la vez sea talismán protector del guerrero que la usaba”
Las creencias solares permanecerían entre los pueblos de origen europeo hasta la llegada de los romanos. Así, entre los celtíberos de Numáncia (cerca de la actual Soria) vemos a través de sus cerámicas y trompetas de guerra que le culto solar seguía vivo entre ellos por las numerosísimas representaciones de la cruz gamada (asociado al tema del caballo) que nos han legado sobre ellas. La cruz gamada. Aparte de símbolo religioso, parecía tener entre los numantinos un carácter emblemático de su ciudad, puesto que no aparece con tanta profusión en otras ciudades y asentamientos celtíberos. F. Wattenberg, entre otros, estudió los diferentes estilos de las cerámicas numantinas y los fechó en un período que va desde el 320 al 123 a.C. en que la ciudad sucumbe heroicamente tras largas guerras con Roma. [16]
Otra zona muy influida por los mitos solares, debido a los asentamientos céltico – indoeuropeos, es todo el norte peninsular desde Galicia a los Pirineos. Dentro del ámbito gallego aparecen profusamente el triskele y el tetraskele. Ejemplares notables son el collar y la diadema áureos encontrados en el Castro de Elviña (A Coruña) en los que podemos apreciar en su decoración la reproducción de la svástica de lados curvos, tan frecuente en esta región. [17]
En Cantabria el culto al Sol está atestiguado por los restos arqueológicos que han llegado hasta nosotros y que se encuentran en su mayor parte en el Museo Provincial de Prehistoria de Santander: Las dos estelas discoideas gigantes de Lombera tienen grabadas sendas svásticas de cinco brazos curvos a modo de rayos solares y en la estela de Zurita se puede ver una cruz gamada muy desgastada por la erosión sobre uno de los escudos de los guerreros que aprecen en ella. También son numerosísimas las svásticas que aparecen sobre las estelas funerarias cantabro – romanas y en toda la epigrafía cántabra en forma de cruz gamada, o simplificada ésta en forma de simple cruz [18]. Otros testimonios son los restos cerámicos aparecidos en el castro cántabro de Celada Marlantes, entre los que hay uno que lleva pintada una cruz gamada que según sus descubridores, sería de tradición celtibérica.
Referido a Cantabria, es de señalar, que tras el sometimiento de la región, los romanos adoptaron de aquel pueblo la simbología solar de cruces gamadas y símbolos lunares de los cántabros como lábaro legionario, y que sería conocido como “Cantaber”. Antes de Constantino se le escogería como enseña o estandarte de la bandera imperial, figurando sobre la misma la significación SPQR; que en tiempos de Constantino fue suprimida imprimiéndose el anagrama XP y la cruz de Cristo.
De todas formas no se puede olvidar que los primitivos pueblos itálicos ya conocían la cruz gamada: En las urnas con forma de cabaña que Giacomo Boni encontró en 1903 en el Foro Romano (anteriores al año 753 a.C.) conservaban una decoración de laberintos y svásticas que, dicho investigador, interpretó como destinadas a distraer a los espíritus malignos e impedir que molestasen a los habitantes de las cabañas. Un testimonio muy posterior de su utilización entre los romanos es el escudo de legionario encontrado en Dura Europos (Siria), que puede fecharse en el siglo III d.C., y que en su decoración exhibe cuatro cruces gamadas en rojo.
La svástica hasta nuestros días
Con en el emperador romano conocido como Juliano el Apóstata (siglo IV d.C.) se produjo el último renacer de las creencias solares. Juliano se había educado en la cultura helenística y propugnaba, frente a la infiltración del cristianismo oriental, una religiosidad basada en la tradición pagana en la que la adoración de Helios ocupaba el lugar de mayor importancia. Juliano llamaba al Sol “Imagen sensible de la Inteligencia suprasensible del Padre Celestial”. Pero su movimiento religioso-filosófico sucumbiría con él mismo, cuando en el momento de presentar batalla a los partos de Sapor II en el año 363, fue asesinado por un cristiano encuadrado en sus propias legiones.
En los primeros siglos de la era cristiana la svástica no fue desechada sino preservada: Muchas de las losas sepulcrales de las catacumbas romanas llevan el símbolo de la svástica. Sin embargo, en épocas posteriores el cristianismo persiguió al antiguo símbolo intentando destruirlo. Así, en el siglo III d.C., Minutio Félix predicó contra la cruz “pagana” (originalmente en latín “paganas” equivale a lo que es propio del campo o de la aldea). San Patricio (siglo IV) en su obra “Confesión”, amenazaba a los irlandeses con penas eternas si continuaban adorando al Sol. San Bonifacio en el siglo VIII luchó contra ella entre los germanos, llegando a cortar la encina sagrada en que se veneraba a Donnar – Thor (cuyo símbolo era la cruz gamada, como ya vimos). A lo largo de toda la Edad Media la Iglesia distaría duras leyes anti-“rusticorum” (del campo) contra el viejo símbolo y sus cultos.
En este punto es interesante constatar que, como señalaba el nacionalsocialista Alfred Rosenberg, la cruz cristiana era otro símbolo solar directamente emparentado con la cruz gamada (de la que era su representación simplificada) y que fue adoptada por el cristianismo ante lo imposible de erradicar un emblema de tan ancestral contenido religioso (el madero del martirio de Cristo no tenía forma de cruz sino de T).
Efectivamente, al no poder acabar con la cultura y la espiritualidad anterior, la Iglesia asoció o superpuso sus propias creencias a las antiguas. Veremos aparecer a los antiguos símbolos solares en los lugares sagrados del cristianismo: En el códice medieval de las “Cántigas de Santa María” de Alfonso X el Sabio, puede verse que en los manteles de los altares está profusamente representada la cruz gamada. También la veremos sobre las mitras de los obispos y en el interior de las catedrales. Otros ejemplos de esta primitiva asociación pudieran encontrase en Cantabria, donde en la iglesia de Santa María de Lebeña (siglo X) encontramos un altar en le que el símbolo central es ocupado por una svástica de múltiples brazos curvos ; y en las svásticas que decoran la ermita de San Román de Moroso (siglo X).
Lo mismo ocurre con la rueda solar, que en el cristianismo es utilizada en las regiones con mayor raigambre céltica como estela funeraria. La “rueda de fuego” que se hace rodar montaña abajo en las fiestas populares de los solsticios, como las ruedas de fuegos artificiales... las procesiones de la Edad Media, en que se llevaban ruedas montadas sobre barcas o carros y otras costumbres como la “rueda de la fortuna”, la “rueda del año”, etc., señalen un simbolismo de carácter solar hondamente arraigado. Numerosos autores señalan esta supervivencia de los cultos solares en el folklores europeo y demuestran que las fiestas tradicionales del Solsticio de Verano (fiestas de San Juan) y las del Solsticio de Invierno (Navidad), perpetúan entre las poblaciones rurales las antiguas ceremonias realizadas en honor al Sol.
Hasta no hace mucho los montantes de las puertas de los viejos caseríos vascos llevaban la cruz gamada, a fin de mantener alejado de la casa y de sus habitantes el influjo del “Maligno”. El “lauburu” (svástica de brazos curvos con cabezas engomadas o empatadas) y la cruz gamada de brazos rectos fueron recuperadas como símbolo racial por los nacionalistas vascos desde el siglo XIX. Pero con la consiguiente derivación del nacionalismo vasco hacia posturas burguesas o marxistas, el símbolo ancestral ha sido arrinconado.
La historia contemporánea de la cruz gamada comienza con el movimiento gimnástico del llamado “padre de la gimnasia”, Friedrich Jahn, que buscando un símbolo para la cuatro efes de su programa – Frisch (vital), Fromm (correcto), Froh (alegre), Frei (libre)- entrecruzó las efes, formando la cruz gamada. Al crearse la Federación Alemana de Gimnasia hizo suyo el símbolo de Jahn. También el grupo alemán de la asociación de aves de paso utilizaba la svástica como emblema, en este caso con un claro sentido antisemítico y apoyándose en la tradición de los ancestros germánicos.
A título anecdótico se puede citar que el emblema de la 45 división americana durante la guerra de Secesión era la cruz gamada. Y el estandarte del estado nipón durante la guerra chino-japonesa, era la cruz gamada.
Merece destacarse el hecho sorprendente de que la zarina Alexandra Ferodovna, antes de ser asesinada por los bolcheviques el 17 de Julio de 1818, trazó en los muros de su prisión de Ekaterinenburg el símbolo de la cruz gamada.
En Alemania tras la 1ª Guerra Mundial utilizaron la svástica como distintivo político los excombatientes del cuerpo de voluntarios, Freikorps, que se alzaron en 1918 contra el comunismo. También el “Grupo Thule” organizado por el barón R. Von Sebottendorf y basándose en los estudios de Adolf-Josef Lang, recogió como emblema la cruz gamada.
Fue en estos años cuando Adolf Hitler adoptó la cruz gamada como símbolo del nacionalsocialismo. Hasta 1920 el pequeño partido nacionalsocialista había visto crecer sus filas y perfilarse su futura estructura, pero carecía todavía de una bandera o un símbolo para sus partidarios. Consciente de esta necesidad, Hitler nos explica cómo se adoptó la cruz gamada: “La cuestión de nuestra bandera, es decir, lo relacionado con su aspecto, nos preocupó por entonces muy intensamente. De todos lados recibíamos sugestiones bien intencionadas, pero carentes de valor práctico. Por mi parte me pronuncié a favor de la conservación de los antiguos colores (los de la bandera imperial), no solo porque como a soldado son ellos para mí lo más sagrado de la vida, sino también por su efecto estético, ya que mejor que cualquier otra combinación armonizan con mi propio modo de sentir. Yo mismo, después de innumerables ensayos logré precisar una forma definitiva: sobre un fondo rojo, un disco blanco y en el centro de éste, la cruz gamada en negro. Igualmente, después de largas experiencias, pude encontrar la forma y el tamaño de la svástica. Y así quedó” Sobre su significado, añade: “Como nacionalsocialistas vemos en nuestra bandera nuestro programa. En el ROJO, la idea social del movimiento; en el BLANCO, la idea nacionalista y en la SVÁSTICA la misión de luchar por la victoria del hombre ario y, al mismo tiempo, por el triunfo de la idea del trabajo productivo, idea que es y será siempre antisionista.” Así, en la localidad de Tegernsee, en el verano de 1920 se alzó por primera vez la bandera del joven movimiento que se disponía a cambiar el curso de la Historia.
También en Finlandia la cruz gamada tenía un contenido ancestral y racial. Durante la 2ª Guerra Mundial sirvió de distintivo en la aviación (en azul sobre fondo blanco) y en las tropas femeninas finlandesas (las llamadas “Lottas”)
La svástica aparece en otras culturas no arias. Si bien queda por saber si en cada caso se trataba del mismo símbolo cósmico, o la svástica no pasó de ser un adorno sin otro sentido más profundo, o bien con otros significados: En el Tíbet se marca el pecho de los muertos (aun después del régimen de Mao) antes de enterrarlos, con la cruz gamada. Entre los budistas simboliza “lo infinito” y los pechos de los Budas llevan pintada la cruz gamada . Alfombras persas con la svástica como marca de origen, se siguen produciendo (después de la 2ª G.M., los rusos ejecutaron a muchos civiles alemanes por encontrar en sus casas alfombras persas con el símbolo de la cruz gamada, completamente convencidos de que se trataba de propaganda nacionalsocialista).
Sin embargo, fue Hitler quien dio a la svástica su significado más actual al elegir como enseña del nacionalsocialismo al viejo símbolo indoeuropeo e investirle de un sentido político racista con el que ha quedado inseparablemente unida como representación de las más nobles esencias de nuestra raza.